Operación Sudamericana

Pasamos. Zafamos. Así de simple. Sufrimos, y mucho. Pero River se clasificó a las semifinales de la Copa Sudamericana y eso es lo que cuenta.

Más allá del partido en sí, donde el equipo jugó realmente muy desprolijo en todas las líneas, fundamentalmente en defensa (cada llegada aérea de Defensor era un sufrimiento, la incertidumbre total de no saber quién tomaba a quién), pese a los problemas para recuperar en el medio campo por el sector de Ahumada, la imprecisión de Ortega para controlar las riendas del partido y poner la pelota en el área, lo importante es la clasificación.

A River no le sobró nada, llegó con lo justo, con un simple empate sin gritos de desahogo pero que alcanzaba para pasar. Es cierto: no hubo brillo y la noche fue más oscura de lo que todos, incluso el equipo, hubiéramos deseado. Pero así es la realidad de este Millonario y habrá que acostumbrarse a caminar por la delgada línea fina entre la angustia y el éxtasis pleno de una goleada. Quizás esa sea la receta que nos lleve a saborear el éxito de un campeonato Internacional. Alguna vez se nos tiene que dar.

*Queíta*