Eternamente, Gracias Totales Soda...

Viernes 19 de octubre de 2007, 21.00 horas. El estadio Monumental de River Plate, colmado por 65 mil almas sedientas de rock, bramaba de ansiedad… Las luces se apagaron en un instante, el instante previo… y, al mismo tiempo, se encendieron las gargantas en un grito explosivo de energía colectiva. Voces que se agitaban y felicidad absoluta.

“Una eternidad esperé este instante…” esa misma cita de Entre Caníbales que tanto significaba para mi fue la elegida por Gustavo Cerati para abrir el primer concierto en Buenos Aires de la Gira Me Verás Volver de Soda Stereo. Y, seguidamente, los acordes de Juegos de Seducción empezaron a sonar… Arrancaba el show de mi vida.

Extasiada, maravillada, emocionada, durante las siguientes dos horas y media fui sólo disfrute. La secuencia inicial corrió: Telekinésis, Imágenes Retro y Texturas, canciones que son como luz sofocante y que pensé sería imposible disfrutar en vivo, fueron interpretadas tal cual sus versiones originales… Era Música para volar...

Luego, Hombre al Agua, En la ciudad de la furia, el anuncio de que había llegado la hora del Picnic, Cuando pase el temblor - con una mutación hacia el reggeatón que sorprendió e hizo reír a los miles - se iban sucediendo…

En el momento sublime de la interpretación de Corazón Delator (la hicieron sólo en el primer show) las luces de colores y las imágenes que se reproducían sin fin en las pantallas gigantes detrás del escenario nos iban encantando en un trance… “Un dulce pálpito, la clave íntima, se van cayendo de mis labios… como un mantra…” A esta altura, el concierto ya alcanzaba la perfección, no podía pedir más…

Y sin embargo, la seguidilla de Dynamo con Fue, En Remolinos y Primavera O me dejó anonadada. El solo de guitarra de Cerati hizo estruendos y provocó que temblara todo a sus pies… La hora del baile con Sobredosis de TV y Persiana Americana detonó un nuevo pico de tensión, que explotó nada más y nada menos que con De Música Ligera. Todos lo esperábamos, ¿qué dirá ahora? ¿Cuál será la frase que estampará como un gran slogan del rock? Silencio monumental y Cerati dijo: “A la gran fiesta del rock, ¡salud!”… delirio absoluto, estalló una parte de la euforia.

Llegó el intervalo, descanso, cambio de vestuario para los protagonistas y, mientras tanto, nosotros esperando más… Olé, olé, olé, olé, Soooodaaaa, Soooodaaaa acompañaba ese momento de agitación.

Minutos más tarde, descendieron del escenario tres enormes discos y entre una nube de burbujas salieron a tocar Disco Eterno, Cae el Sol con el riff de Here Comes The Sun que inmortalizaron los Beatles, y Prófugos… “Siempre seremos SODA… Gracias” pronunció Cerati, para recibir la respuesta de la multitud en un inmenso ¡¡¡TOTALES!!! Y los tres desaparecieron del escenario, otra vez.

Todo indicaba que el sueño estaba llegando a su fin. La hora de los bises era introducida con otra frase más que oportuna: “Tarda en llegar y al final hay recompensa” y la guitarra, que anticipaba que estábamos entrando en la Zona de Promesas. Más tarde, Nada personal le ponía el broche de oro a una noche inolvidable. Gustavo Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio se juntaron en un abrazo sentido, se despidieron del público con una reverencia y abandonaron, definitivamente, la escena.

Había vuelto la banda más importante de la historia del rock y la sensación de satisfacción absoluta emanaba de todos los cuerpos transpirados que se retiraban del estadio. Nada más quedaba, al menos por esa noche… Y así me fui, flotando entre nubes y casi sin tocar el suelo… Convencida de que ese viernes iba a quedar grabado en mi memoria para siempre porque cargaba con el bienestar emocional de haber cumplido un sueño, el mejor que he tenido.

Inmensamente feliz...

*Queíta*