Paremos la pelota

Luego de conocida la noticia del asesinato de Emmanuel Álvarez, hincha de Vélez que recibió un disparo en el pecho cuando se dirigía en caravana junto con cientos de simpatizantes al estadio de San Lorenzo, el vocero de la AFA Ernesto Cherquis Bialo declaró en los medios que no existía razón alguna para suspender la sexta fecha del campeonato Clausura, porque este era un hecho criminal aislado, uno más de los tantos que ocurren a diario en el país, producto de la inseguridad en la sociedad.

Más tarde, el Ministro de Justicia Aníbal Fernández hizo declaraciones similares: "Lo único que hay es un asesino que se le dio por pegarle un tiro en el pecho a un chico", afirmó. Mientras tanto, desde su ministerio, difundieron la noticia de una recompensa de 100 mil pesos a aquella persona que aporte datos precisos para esclarecer el crimen.

Pero la de Emanuel no fue la única muerte que merodeó al fútbol este fin de semana. En las inmediaciones del estadio de Gimnasia y Tiro de Salta, donde el local enfrentó a Central Norte en el clásico provincial, una joven de 17 años recibió un balazo disparado al azar y falleció en una clínica de dicha capital, aunque pocos medios hicieron eco de esta noticia.

Es algo complejo hablar de violencia en el fútbol, suele decirse siempre lo mismo y no hay soluciones al alcance de la mano, ni por parte de los organismos de seguridad del estado ni desde los clubes o la AFA misma.

Con estas dos víctimas, suman 224 los muertos que empañaron de sangre al fútbol nuestro de cada domingo. Y nadie sabe ni dice nada, todos miramos para otro lado y alimentamos la millonaria maquinaria que se pone en funcionamiento cuando la pelota rueda en los campos de juego. Cuanto mucho, se realizará un irrespetuoso minuto de silencio en los partidos del próximo fin de semana. Porque esclarecer los crímenes es “responsabilidad de la justicia”. Ya nada nos afecta... pero, pensemos por un momento, ¿en qué nos convertimos?